lunes, 27 de febrero de 2012

Ahora más que nunca, Andalucía


Queda menos de un mes para que en Andalucía vivamos las elecciones más reñidas que se recuerdan, pero que sin duda van a ser trascendentales para el futuro de la región.

El PP se cree seguro ganador (aunque no lo manifieste abiertamente) y espera incrementar el poder autonómico que ya ostenta y unir las comunidades de Andalucía y Asturias a las 11 que ya gobierna además de las 2 ciudades autonómas, lo que conllevaría que de gobernar al 53 % de los españoles desde el punto de vista autonómico este poder se incrementara al 74 % de los ciudadanos, es decir, 3 de cada 4 españoles tendrían una autonomía gobernada por el PP.

Pero dejando a un lado la acaparación de poder, lo que los andaluces nos jugamos el próximo 25 de marzo es el futuro de miles de andaluces que, si en la actualidad se encuentran pasando graves dificultades, con la implantación de las políticas que desde la derecha se vienen  defendiendo, pueden definitivamente quedar fuera del sistema, con las consecuencias que eso supone.

No es nuevo que para salir de la crisis hay, por lo menos, dos caminos, si no más, y el que está siguiendo el Gobierno Central es el más injusto para aquellos que poca o ninguna responsabilidad tienen en la concepción de la crisis. Porque para salir de esta crisis no es suficiente con analizar las grandes cifras macroeconómicas sino que hay que evitar que la solución provoque una ruptura social.

Porque lo que se está produciendo en la actualidad, no solo en España, sino en buena parte del mundo, son recortes no solo desde el punto de vista económico, que son recuperables con más o menos dificultad una vez que las condiciones del entorno mejoren, sino recortes de derechos que ha costado más de un siglo conseguir a costa en muchas ocasiones del derramamiento de sangre y la pérdida de vidas humanas y que no va a ser fácil volver a recuperar.

Pero lo que quizás es más grave de la actual situación es la degradación que están sufriendo las principales instituciones que nos identifican como sociedad y que tienen la obligación de asumir las funciones de liderazgo que se ven mermadas con los escándalos en que están inmersas.

Por eso, somos los andaluces los que tenemos la oportunidad y la responsabilidad de dotarnos de un gobierno que devuelva el protagonismo a los ciudadanos, que destine sus recursos a la protección de los más débiles, que garantice la sanidad y la educación públicas que son los pilares que sustentan una sociedad justa e igualitaria. Y esa oportunidad no podemos dejarla pasar, porque podría ser la última.

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